¡Hola mamá!
Ya nos queda menos en esta lucha que empezaste el verano pasado, para ser más concretos en Agosto. Han pasado ya 8 largos meses, llenos de altibajos, de muchos momentos llenos de miedo, mucho miedo. Decir lo contrario sería engañarnos.
Parece, que por fin, empezamos a ver la luz al final del túnel, ha costado un poquito más de lo deseado, pero lo importante es poder llegar, no importa el tiempo que hayamos o tengamos que invertir, lo fundamental es poder llegar. Y gracias a esa fuerza voraz, a esas ganas de luchar y de vivir que tienes, estamos llegando.
No te puedes imaginar lo orgulloso que estoy de ti. Te lo juro. Ojalá, en el futuro, tenga yo como mínimo un 10% de tu fuerza.
Ahora nos quedan por dar los últimos pasos, pronto estaremos mucho más tranquilos, mucho más relajados, y espero y deseo, que por fin, te decidas a disfrutar de la vida que te mereces. Porqué nada me haría más feliz, que verte disfrutar la vida. Ya va siendo hora.
Sólo quería que supieras, recordaras, que eres mi ejemplo a seguir, que eres mi pequeña gran campeona, que como dice Antonio Orozco, tú eres MI HÉROE.
¡Te quiero!
¡EL RINCÓN DE JAVITUS!
lunes, 30 de abril de 2018
miércoles, 25 de abril de 2018
Recuerdo
Recuerdo aquellas mañanas, cuando mi madre venía a despertarme para que me levantara de la cama para que fuera al colegio. Recuerdo que eran varias veces las que tenía que venir a avisarme, hasta que se acababa cabreando conmigo por ser tan perezoso.
Recuerdo las mañanas de frío, esas que pagarías lo que fuera para poder quedarte en la cama durmiendo. Recuerdo esos mega desayunos para poder afrontar el día con mucha energía.
Recuerdo las prisas que tenía que darme para poder desayunar, cambiarme de ropa e ir corriendo al colegio para no llegar tarde, y todo eso provocado por mi aplastante pereza matutina.
Recuerdo las caras de alegría de los compañeros al vernos por las mañanas, recuerdo como contábamos emocionados lo que nos había pasado el día o fin de semana anterior.
Recuerdo los nervios que pasábamos, cuando el profesor nos preguntaba si alguien se ofrecía voluntario para corregir los deberes. Todos esperábamos a que alguien alzara el brazo y levantase el dedo índice, pero, muchas veces, nadie lo hacía y el profesor sacaba a pasear su brazo ejecutor y señalaba a la víctima elegida.
Recuerdo los nervios previos a un examen, o incluso a los nervios previos a conocer los resultados del examen aquel al cual teníamos tanto miedo. Incluso nos moríamos de miedo cuando pensábamos que íbamos a catear alguna asignatura, y al final acabábamos suspirando cuando en nuestro boletín veíamos un aprobado.
Recuerdo los días en los que teníamos educación física y el profesor nos dejaba jugar a fútbol, ¡cómo gozábamos!
Recuerdo aquellos momentos de recreos, eran los más deseados, recuerdo nuestra frustración cuando llovía y no podíamos disfrutar como queríamos.
Recuerdo los momentos previos, a que salieran las listas donde se indicaba en que clase nos tocaba ese curso, todos cruzábamos los dedos deseando que nos tocara con los amigos de siempre, que no nos separaran y sobre todo, que como mínimo, volviéramos a ser los mismos del curso pasado.
Recuerdo las caras de alegría al repasar las listas de clase y ver que seguíamos en el mismo grupo, la vida nos sonreía mucho más de pequeños.
Recuerdo todas esas anécdotas que nos contábamos al volver de las vacaciones, nuestras caras de felicidad por haber disfrutado del verano, nuestras caras de felicidad por volver a juntarnos otro año más, otro curso más, nuestras caras de felicidad por volver a estar entre amigos.
Recuerdo todos los preparativos que hacíamos para poder irnos de viaje de estudios, vendíamos papeletas de un sorteo, que realmente tengo mis dudas que alguna vez alguien se llevara el premio. Eran muchos meses de preparativos para apenas unos días los que íbamos a poder disfrutar, ¡pero qué días!. En los meses previos, los días en la cuenta atrás para el viaje se hacían eternos, pero una vez estábamos disfrutando del viaje, los días pasaban volando. ¿Por qué todo lo que se disfruta pasa volando?
Recuerdo todos esos días con mucho cariño, con muchísimo, más de lo que podéis imaginar, mucho más de lo que por aquel entonces podría haber imaginado. Volvería a vivir cada uno de esos momentos, momentos mágicos, muy mágicos, porque al final nuestra infancia, está llena de ellos.
Incluso recuerdo aquel primer amor platónico,
aquel que jamás tuvimos el valor de confesarle a esa persona, porqué con mejor o peor criterio consideramos que no era el momento de amores, que era el momento de disfrutar de nuestra niñez, donde nuestro amor preferido era reírnos a carcajadas sin importar el que dirán, sin pensar en el futuro, viviendo a tope el presente.
Y tú, ¿recuerdas todos esos momentos?
Recuerdo las mañanas de frío, esas que pagarías lo que fuera para poder quedarte en la cama durmiendo. Recuerdo esos mega desayunos para poder afrontar el día con mucha energía.
Recuerdo las prisas que tenía que darme para poder desayunar, cambiarme de ropa e ir corriendo al colegio para no llegar tarde, y todo eso provocado por mi aplastante pereza matutina.
Recuerdo las caras de alegría de los compañeros al vernos por las mañanas, recuerdo como contábamos emocionados lo que nos había pasado el día o fin de semana anterior.
Recuerdo los nervios que pasábamos, cuando el profesor nos preguntaba si alguien se ofrecía voluntario para corregir los deberes. Todos esperábamos a que alguien alzara el brazo y levantase el dedo índice, pero, muchas veces, nadie lo hacía y el profesor sacaba a pasear su brazo ejecutor y señalaba a la víctima elegida.
Recuerdo los nervios previos a un examen, o incluso a los nervios previos a conocer los resultados del examen aquel al cual teníamos tanto miedo. Incluso nos moríamos de miedo cuando pensábamos que íbamos a catear alguna asignatura, y al final acabábamos suspirando cuando en nuestro boletín veíamos un aprobado.
Recuerdo los días en los que teníamos educación física y el profesor nos dejaba jugar a fútbol, ¡cómo gozábamos!
Recuerdo aquellos momentos de recreos, eran los más deseados, recuerdo nuestra frustración cuando llovía y no podíamos disfrutar como queríamos.
Recuerdo los momentos previos, a que salieran las listas donde se indicaba en que clase nos tocaba ese curso, todos cruzábamos los dedos deseando que nos tocara con los amigos de siempre, que no nos separaran y sobre todo, que como mínimo, volviéramos a ser los mismos del curso pasado.
Recuerdo las caras de alegría al repasar las listas de clase y ver que seguíamos en el mismo grupo, la vida nos sonreía mucho más de pequeños.
Recuerdo todas esas anécdotas que nos contábamos al volver de las vacaciones, nuestras caras de felicidad por haber disfrutado del verano, nuestras caras de felicidad por volver a juntarnos otro año más, otro curso más, nuestras caras de felicidad por volver a estar entre amigos.
Recuerdo todos los preparativos que hacíamos para poder irnos de viaje de estudios, vendíamos papeletas de un sorteo, que realmente tengo mis dudas que alguna vez alguien se llevara el premio. Eran muchos meses de preparativos para apenas unos días los que íbamos a poder disfrutar, ¡pero qué días!. En los meses previos, los días en la cuenta atrás para el viaje se hacían eternos, pero una vez estábamos disfrutando del viaje, los días pasaban volando. ¿Por qué todo lo que se disfruta pasa volando?
Recuerdo todos esos días con mucho cariño, con muchísimo, más de lo que podéis imaginar, mucho más de lo que por aquel entonces podría haber imaginado. Volvería a vivir cada uno de esos momentos, momentos mágicos, muy mágicos, porque al final nuestra infancia, está llena de ellos.
Incluso recuerdo aquel primer amor platónico,
aquel que jamás tuvimos el valor de confesarle a esa persona, porqué con mejor o peor criterio consideramos que no era el momento de amores, que era el momento de disfrutar de nuestra niñez, donde nuestro amor preferido era reírnos a carcajadas sin importar el que dirán, sin pensar en el futuro, viviendo a tope el presente.
Y tú, ¿recuerdas todos esos momentos?
sábado, 21 de abril de 2018
A mi yo del pasado
Si pudiera viajar en el tiempo y tuviera la oportunidad de viajar al pasado, a mi yo del pasado le diría que no fuese tan tímido, que no tuviera tanto miedo al fracaso, que vale la pena intentarlo, que de lo contrario siempre se quedará con la duda de saber que hubiera pasado de haber sido de otra manera.
A mi yo del pasado le diría que las decisiones que tomará en mi pasado, su futuro, no serán malas, que posiblemente tampoco serán siempre las mejores, pero que en su futuro, mi presente, parece que la vida no me trata tan mal, que la vida incluso con sus fallos, sus putadas y sus tropecientas piedras en el camino, es bonita, muy bonita.
A mi yo del pasado, sólo le puedo reprochar esa maldita timidez que he heredado de él, esa maldita desconfianza a hacer cosas por el maldito miedo a equivocarme, por el maldito miedo a ser rechazado.
Lo de ser gruñón y cabezota, no se lo puedo reprochar a mi yo del pasado, eso es una tara que viene conmigo desde otras vidas pasadas.
A mi yo del pasado, le doy las gracias con el corazón y el alma. Le doy las gracias por muchas cosas: por haber sido tan fuerte emocionalmente, por haberse superado mil y una veces, por no haberse rendido jamás, por no haber caído en según que tentaciones, por haber tenido un corazón tan grande que no le cabía en el pecho, por haber querido mucho, por haber reído mucho, por haber llorado otro puñado. Por todas esas y muchas más cosas, le doy las gracias. Porqué gracias a él, a día de hoy, soy el que soy.
A mi yo del pasado le recomiendo que disfrute mucho, que le espera un futuro maravilloso.
Nos vemos en mi presente.
jueves, 19 de abril de 2018
Con el tiempo
Con el tiempo acabas entendiendo varias cosas:
- El silencio mata
- El tiempo pasa para todo el mundo
- El miedo puede ser pasajero o eterno, de ti depende
- Hay abrazos que reconstruyen el alma
- Siempre debemos tener sueños en esta vida
- La distancia es sólo una excusa para quien no quiere hacer algo
- Pase lo que pase, hay que regalar amor, mucho amor
- El silencio mata
- El tiempo pasa para todo el mundo
- El miedo puede ser pasajero o eterno, de ti depende
- Hay abrazos que reconstruyen el alma
- Siempre debemos tener sueños en esta vida
- La distancia es sólo una excusa para quien no quiere hacer algo
- Pase lo que pase, hay que regalar amor, mucho amor
lunes, 16 de abril de 2018
Ahora que ya no llueves
Ahora que ya no llueves, voy a sacar de paseo tus sonrisas, voy a hacer que brille tu presente, para que en el futuro lo recuerdes con una sonrisa de oreja a oreja.
Ahora que ya no llueves, te invito a bailar bajo el sol, para que se sequen tus heridas y se derrita tu corazón helado.
Ahora que ya no llueves, te invito a reír a carcajadas, para que te olvides te todos tus males y dolores.
Ahora que ya no llueves, te voy a regalar un abrazo, de esos que recompone todas las piezas de un corazón roto, de esos que re-animan al alma, de esos que hacen volar la imaginación.
Ahora que ya no llueves, te voy a contar un cuento, de esos que cuentan historias improbables, de esos que me gustaría que un día acabaran cumpliéndose.
Ahora que ya no llueves, te invito a que me acompañes.
¿Me acompañas?
Ahora que ya no llueves, te invito a bailar bajo el sol, para que se sequen tus heridas y se derrita tu corazón helado.
Ahora que ya no llueves, te invito a reír a carcajadas, para que te olvides te todos tus males y dolores.
Ahora que ya no llueves, te voy a regalar un abrazo, de esos que recompone todas las piezas de un corazón roto, de esos que re-animan al alma, de esos que hacen volar la imaginación.
Ahora que ya no llueves, te voy a contar un cuento, de esos que cuentan historias improbables, de esos que me gustaría que un día acabaran cumpliéndose.
Ahora que ya no llueves, te invito a que me acompañes.
¿Me acompañas?
sábado, 14 de abril de 2018
Día Internacional del beso
Todos los días del año deberían ser el día internacional del beso.
¿Por qué debería ser así?
Porqué todos los días y a todas horas, se producen todo tipo de besos.
Por ejemplo: ese primer beso que recibe un recién nacido, ese que jamás podrá recordar como fue, pero cuando se lo cuenten se emocionará de igual manera que se emocionó la persona que tuvo el placer y honor de darle ese primer beso.
Por otro lado, tenemos todos esos besos que recibe la barriga de una embarazada, todos llenos de ternura, ilusión, esperanza y amor.
Por otro lado, tenemos todos esos besos que un(a) hijo(a) recibe de sus padres cuando le acompañan al colegio, cuando le acompañan a un acontecimiento importante.
Por otro lado, tenemos todos esos besos de despedida, esos que tienes esa extraña sensación de que ya no podrás volver a regalar a esa persona y que acaban provocando un nudo en la garganta, e incluso, a veces, acaba provocando una cascada de agua salada en nuestros rostros.
Por otro lado, tenemos todos aquellos besos imaginarios, aquellos que sólo existen en nuestra mente y que jamás se ha tenido ni el coraje ni el valor suficiente, y a veces la suerte, de haberlos vivido en persona. Pero, al final, acaban siendo besos eternos para el resto de nuestros días.
También, por otro lado, tenemos los primeros besos de una pareja, aquellos que están llenos de ilusión y de miedo. De mucho miedo, miedo provocado por el dolor al posible rechazo, a la posible frustración, pero de la ilusión que se tiene de empezar una nueva aventura, la ilusión de poder vivir algo mágico, algo que provoque sonrisas tontas y un estado de felicidad incontrolable.
Y luego, mención a parte, están los besos en la frente, los besos más infravalorados de este mundo. Los besos que desbordan ternura, cariño, respeto, protección y amor. Si tienes la gran suerte de recibir uno, siéntete un(a) afortunado(a), pocas personas son capaces de regalarlos y a veces, quién quiere entregarlo, no sabe a quién.
Todos estos tipos de besos, y muchos más que me dejo en el tintero, se producen a todas horas en nuestro querido planeta.
Por eso, ayer, hoy y siempre, feliz día internacional del beso.
#escritos #besos
¿Por qué debería ser así?
Porqué todos los días y a todas horas, se producen todo tipo de besos.
Por ejemplo: ese primer beso que recibe un recién nacido, ese que jamás podrá recordar como fue, pero cuando se lo cuenten se emocionará de igual manera que se emocionó la persona que tuvo el placer y honor de darle ese primer beso.
Por otro lado, tenemos todos esos besos que recibe la barriga de una embarazada, todos llenos de ternura, ilusión, esperanza y amor.
Por otro lado, tenemos todos esos besos que un(a) hijo(a) recibe de sus padres cuando le acompañan al colegio, cuando le acompañan a un acontecimiento importante.
Por otro lado, tenemos todos esos besos de despedida, esos que tienes esa extraña sensación de que ya no podrás volver a regalar a esa persona y que acaban provocando un nudo en la garganta, e incluso, a veces, acaba provocando una cascada de agua salada en nuestros rostros.
Por otro lado, tenemos todos aquellos besos imaginarios, aquellos que sólo existen en nuestra mente y que jamás se ha tenido ni el coraje ni el valor suficiente, y a veces la suerte, de haberlos vivido en persona. Pero, al final, acaban siendo besos eternos para el resto de nuestros días.
También, por otro lado, tenemos los primeros besos de una pareja, aquellos que están llenos de ilusión y de miedo. De mucho miedo, miedo provocado por el dolor al posible rechazo, a la posible frustración, pero de la ilusión que se tiene de empezar una nueva aventura, la ilusión de poder vivir algo mágico, algo que provoque sonrisas tontas y un estado de felicidad incontrolable.
Y luego, mención a parte, están los besos en la frente, los besos más infravalorados de este mundo. Los besos que desbordan ternura, cariño, respeto, protección y amor. Si tienes la gran suerte de recibir uno, siéntete un(a) afortunado(a), pocas personas son capaces de regalarlos y a veces, quién quiere entregarlo, no sabe a quién.
Todos estos tipos de besos, y muchos más que me dejo en el tintero, se producen a todas horas en nuestro querido planeta.
Por eso, ayer, hoy y siempre, feliz día internacional del beso.
#escritos #besos
miércoles, 11 de abril de 2018
Hola amor
Hola amor, te sorprenderá que te escriba, pero aquí estoy, reclamando tu presencia. ¿Dónde estás? Llevo tanto tiempo esperándote que incluso he pensado muchas veces en tirar la toalla, otras he pensado que tu gps se ha averiado y no tienes forma de llegar a mí, otras he pensado que perdiste las coordenadas de mi ubicación.
Pero, en cambio, yo sigo aquí, en el mismo sitio de siempre, a pecho descubierto, con el alma en pie y con el cuchillo entre los dientes, por si se presenta alguna amenaza que quiera impedir lo inevitable. Porqué está claro que es inevitable, que algún día nos encontraremos y los dos disfrutaremos de nuestra presencia, de nuestra esencia. Nuestros cuerpos bailarán al son del tic tac de nuestros corazones, nuestras almas se despegarán de nuestros cuerpos y saldrán a dar un paseo por todo el universo, y mientras todo eso ocurra, nuestros labios se juntarán y se fundirán en uno de los besos más esperados y deseados por los dos.
No sé si te falta mucho para llegar, si la vida me (nos) hará esperar mucho más, por si acaso te dejo mi dirección por aquí, para que sepas el camino que tienes que seguir, para llegar hasta mí.
Te espero en el país del Amor, en la ciudad de la Esperanza, en el barrio del Alma y en la calle de mi Corazón.
Por favor, no tardes mucho, aquí te espero.
¡Hasta pronto amor!
Pero, en cambio, yo sigo aquí, en el mismo sitio de siempre, a pecho descubierto, con el alma en pie y con el cuchillo entre los dientes, por si se presenta alguna amenaza que quiera impedir lo inevitable. Porqué está claro que es inevitable, que algún día nos encontraremos y los dos disfrutaremos de nuestra presencia, de nuestra esencia. Nuestros cuerpos bailarán al son del tic tac de nuestros corazones, nuestras almas se despegarán de nuestros cuerpos y saldrán a dar un paseo por todo el universo, y mientras todo eso ocurra, nuestros labios se juntarán y se fundirán en uno de los besos más esperados y deseados por los dos.
No sé si te falta mucho para llegar, si la vida me (nos) hará esperar mucho más, por si acaso te dejo mi dirección por aquí, para que sepas el camino que tienes que seguir, para llegar hasta mí.
Te espero en el país del Amor, en la ciudad de la Esperanza, en el barrio del Alma y en la calle de mi Corazón.
Por favor, no tardes mucho, aquí te espero.
¡Hasta pronto amor!
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